Pavo Meleagris gallopavo Linnaeus, 1758

El pavo es originario de Norteamérica, desde el sur de Canadá hasta el norte de México, siendo la única ave de este origen que ha sido domesticada. El proceso lo debieron iniciar las poblaciones nativas del norte de América hace unos 2500 años.

Esta especie se introdujo en Europa en el siglo XVI y desde entonces ha sido objeto de una selección intensiva con el fin de producir animales de rápido crecimiento muscular.

En la naturaleza el pavo vive en los bosques, en zonas próximas a descampados. Tiene costumbres sociales y se reúne en grupos más o menos numerosos, formados por varias hembras y sus proles, y un macho de mayor tamaño, aunque esta estructura puede cambiar a lo largo del año.

Aunque suelen desplazarse caminando, pueden volar con facilidad. Salvo en los primeros días de vida, en que permanecen en el suelo junto a la madre, siempre volarán a los árboles para dormir.

Tanto el macho como la hembra tienen la cabeza desnuda y un plumaje de color cobrizo, pero el macho posee unas excrecencias carnosas, llamadas carúnculas, que cuelgan de la cabeza y el cuello, y un destacado mechón de plumas colgando del pecho.

Tienen un complejo ritual de cortejo, en el que el macho se "pavonea" delante de la hembra, elevando las plumas, bajando las alas hasta el suelo y abriendo la cola en forma de abanico. Después de la fecundación, el macho no participa ni en la incubación ni el cuidado de los pollos.

El nido elegido por la hembra es una pequeña oquedad escondida entre los matorrales. La puesta consta de entre 8 y 15 huevos, que son incubados durante casi un mes. Los pollos se valen por sí mismos desde el primer momento, aunque dependen de la defensa de la madre. Empiezan alimentándose de insectos, y después van incluyendo las hierbas y los granos.

La población salvaje se estima en unos 4 millones de ejemplares, mientras que son muchos más millones en estado doméstico.

Rev: marzo-11