Lavandera blanca Motacilla alba Linnaeus, 1758

La lavandera blanca, profusamente difundida por Europa y Asia y el norte de África en invierno, tiene la característica costumbre de mover continuamente su larga cola arriba y abajo. El plumaje es gris, blanco y negro, siendo más contrastado en los machos que en las hembras, y con una gran variabilidad, en las distintas subespecies reconocidas. Mide cerca de 20 centímetros de longitud.

El vuelo es irregular y ondulado y, con frecuencia, se acompaña de un silbido muy agudo.

Las lavanderas son insectívoras, y por eso, para evitar la carencia de presas en invierno, las poblaciones más septentrionales se desplazan al sur en esa época, aunque no llegan a ser verdaderas migraciones. Así en la Península ibérica, es casi más frecuente en invierno que durante el resto del año, cuando llegan las poblaciones que anidan en Europa.

Nidifican en agujeros de las rocas o de las construcciones humanas, que son acondicionados mediante pelos, plumas y otras fibras. La puesta consta de 5 o 7 huevos blanquecinos, con marcas grises o pardas. La incubación dura unas dos semanas y la realiza solo la hembra; después los pollos son alimentados por los dos progenitores, y abandonan el nido en otras dos semanas. Pueden criar dos o tres veces en el mismo año.

En algunas ciudades, se congregan por las noches varios centenares de estos pajaros para dormir en el mismo árbol. Así ocurre desde hace varios años en el Paseo del Prado de Madrid, donde se reúnen lavanderas que pasan el día en muy diversos puntos de la ciudad.

Rev: febrero-14