Oveja de las Rocosas Ovis canadensis Shaw, 1804

La oveja de las Montañas Rocosas es un gran carnero salvaje del oeste de Norteamérica. Como en otras especies, es posible determinar la edad de los machos contando los anillos de sus cuernos, que pueden llegar a pesar uno 14 kilogramos. Las hembras también tienen cuernos, pero son más pequeños y no forman espirales. El pelaje es pardo más o menos oscuro, con la grupa blanca al igual que la parte posterior de las cuatro patas.

Los machos superan normalmente los 100 kilogramos de peso, mientras que las hembras se quedan entre 50 y 90 kilogramos. El cráneo muestra dos capas de hueso para proteger al cerebro de los terribles golpes que se propinan durante las peleas por la posesión de las hembras. Estas peleas llegan a durar más de 24 horas, hasta que uno de los pretendientes desiste, produciéndose 5 o 6 embites cada hora.

Tienen glándulas excretoras relacionadas con el mantenimiento de la jerarquía y el cortejo delante de los ojos, en las ingles y en las patas.

Los apareamientos tienen lugar en otoño y a principios del invierno, y los nacimientos ocurren en primavera, después de una gestación de seis meses. El parto generalmente es único, aunque tampoco resultan extraños los de dos crías. A las pocas horas de nacer, ya son capaces de seguir a sus madres, que los atenderán durante cinco o seis meses más.

Son animales bastante gregarios y viven en rebaños numerosos de hasta cien individuos. Efectúan migraciones estacionales que les llevan de las praderas de altura a los valles en otoño e invierno.

Se distribuyen por las Montañas Rocosas, desde el sur de Canadá hasta Colorado (Estados Unidos) y desde Nevada y California hasta el Oeste de Texas y México, desde los 800 hasta los 2500 metros de altitud, en laderas escarpadas.

Son muy sensibles a algunas enfermedades que transmiten las ovejas domésticas, como la sarna o la neumonía.

Rev: octubre-13