Cangrejo de río de patas blancas Austropotamobius pallipes

En el cangrejo de río de patas blancas, donde el macho es mayor que la hembra, el crecimiento se prolonga toda la vida. Con cada muda, el animal se desprende completamente de su caparazón para adquirir otro más grande. En estas mudas se regeneran los miembros que se hayan podido perder.

Mide entre diez y doce centímetros, sin contar las grandes pinzas, que presentan una superficie muy rugosa. Su coloración es muy variable: marrón oscuro, verde, azulado o gris.

Además de las pinzas del primer par de patas, presentan pinzas mucho más pequeñas en los dos pares siguientes, mientras que los dos últimos pares de patas terminan en una uña. Poseen en la cabeza un par de largas antenas y otro par de cortas anténulas, todas con funciones sensitivas y del equilibrio.

Requieren aguas ricas en oxígeno y suelos sin demasiada vegetación. Suelen cavar sus propias madrigueras, donde pasan el invierno en estado semiletárgico y la mayor parte de los días del resto del año, ya que tiene hábitos marcadamente nocturnos.

Su regimen alimenticio es omnívoro: invertebrados de todo tipo, en especial larvas de insectos; peces, carroña, plantas acuáticas, algas...

El apareamiento tiene lugar antes durante el otoño, y la hembra cuidará de la puesta que llevará pegada al abdomen hasta la primavera siguiente.

Esta especie, que es la única autóctona en la Península Ibérica, fue incluida en 1990 en la lista de especies en peligro de extinción, debido, además de a la pesca incontrolada, a la "afanomicosis", una plaga producida por el hongo Aphanomyces astaci, que aunque sólo ataca a los cangrejos europeos, puede ser transmitido de forma pasiva por los peces. Para colmo de males, se intentó suplir la falta de estos cangrejos mediante la introducción de otras especies, como el cangrejo de río americano, que resultaron ser más competitivas y acabaron desplazando al camgrejo de río de patas blancas.

Rev: noviembre-05