Bonobo Pan paniscus Schwarz, 1929

Esta especie fue descubierta en 1929 por el zoólogo alemán E. Schwarz. Sólo habita en una estrecha franja de selvas húmedas entre los ríos Zaire y Kasai en la República Democrática del Congo.

Es ligeramente más pequeño que el chimpancé común, no superando los sesenta centímetros de talla y los cincuenta kilogramos de peso. La cabeza es menor que la del chimpancé común, pero tiene la frente más ancha, suelen tener la cara negra con pelos largos alrededor y los labios rosados, las orejas más pequeñas y las piernas más largas. Presentan una gran diferenciación facial que permite el reconocimiento visual de los individuos.

Se alimentan principalmente de frutos y hojas que cosechan de los árboles. Los bonobos son activos desde el amanecer hasta el crepúsculo, y viven siguiendo un patrón fisión-fusión: una tribu de cerca de un centenar se dividirá en pequeños grupos durante el día mientras buscan comida, y luego se reúnen por la noche para dormir. Duermen en los árboles, en nidos de ramas que construyen ellos mismos.

Se caracterizan por la tendencia de sus individuos a andar erguidos (25% del tiempo en el suelo), por su cultura matriarcal e igualitaria, y por el papel preponderante de la actividad sexual en su sociedad. Frans de Waal, uno de los más reconocidos primatólogos, afirma que el bonobo es capaz de manifestar altruismo, compasión, empatía, amabilidad, paciencia y sensibilidad. Las relaciones sexuales juegan un papel preponderante en las sociedades de bonobos, son usadas como saludo, como forma de resolución de conflictos, como medio de reconciliación tras los mismos y como forma de pago a cambio de comida.

Los bonobos también ofrecen contacto afectivo a la víctima de una agresión por parte de otro miembro del grupo.

Las hembras adolescentes suelen abandonar el grupo en el que nacen para unirse a otro. A pesar de la elevada actividad sexual, la tasa de reproducción no es mayor que la de los chimpancés comunes. Las hembras cuidan de sus crías y las alimentan durante cinco años, y pueden dar a luz cada cinco o seis años.

La especie está categorizada como en peligro de extinción en la Lista Roja de la UICN y está amenazada por la destrucción de hábitat y el crecimiento y movimiento poblacional humano, si bien la caza furtiva por propósitos comerciales es la amenaza más prominente.

Comparten con los seres humanos cerca del 98% del ADN, por lo que están más emparentados con nosotros que con los gorilas y los orangutanes.

Rev: junio-23