Geco leopardo Eublepharis macularis Blyth, 1854

Este reptil presenta una coloración muy variable, en especial en individuos seleccionados por su cría en cautividad. El patrón más habitual es un fondo blanco amarillento o de color crema, con numerosas manchas pardas o negruzcas y aspecto verrugoso. Los juveniles presentan bandas transversales coloreadas.

Viven en las zonas desérticas y semidesérticas de Asia Menor, entre Iraq y la India, donde pueden alcanzar los 25 centímetros de longitud, contando la cola, que es algo más corta que el resto del cuerpo.

Presentan una cabeza triangular, alargada hacia el morro, con la zona de las sienes más ancha. A los lados se aprecian con claridad los tímpanos de los oídos, que son casi transparentes. Los grandes ojos tienen la pupila vertical y suelen ser verdes. Tienen párpados completos.

En lugar de las almohadillas adhesivas que presentan en los dedos muchos de los miembros de esta familia, el geco leopardo tiene fuertes uñas en todos los dedos (cuatro por extremidad), que aunque no le permiten trepar por superficies muy lisas, le vienen de maravilla para excavar en el suelo sus madrigueras.

Tienen una cola fuerte y musculosa, en la que almacenan grasas para su descanso invernal, durante el que permanecen unos dos meses sin ingerir alimento.

El resto del año presentan una actividad preferentemente crepuscular y nocturna, dedicados a la caza de insectos, que constituyen su principal alimento.

Las hembras, que no presentan dimorfismo sexual aparente, realizan puestas de dos o tres huevos de cáscara relativamente blanda varias veces a lo largo del año.

Rev: diciembre-09