Salmón atlántico Salmo salar Linnaeus, 1758

El salmón del Atlántico es un pez de cuerpo alargado cubierto por escamas pequeñas y redondeadas de bordes lisos, que se caracteriza por poseer una aleta carnosa situada entre la dorsal y la caudal. Las mandíbulas aparecen especialmente curvadas en los machos, y la superior sobrepasa el borde posterior del ojo. Los salmones adultos pueden sobrepasar el metro de longitud y los quince kilogramos de peso.

Tienen el dorso de color verde azulado con un recubrimiento plateado y unos pocos puntos oscuros, pero, durante el periodo reproductor, en agua dulce, pierden la cubierta plateada y se vuelven de color marrón rojizo a verdoso, con un moteado rojo a naranja, muy patente en los machos. Por el contrario, los alevines que descienden de los ríos tienen poco menos de una docena de puntos de color violeta azulado en los laterales, con pequeños puntos rojos entre ellos.

Este pez pasa parte de su vida en el mar y otra parte en agua dulce, ya que la puesta y fertilización de los huevos tiene lugar en zonas de ríos poco profundos. Allí nacen y permanecen hasta cuatro años antes de viajar por primera vez al mar, donde se desarrollarán durante cuatro o cinco años más, hasta alcanzar la madurez sexual, momento en que emprenden el regreso hasta el mismo lugar en que nacieron.

Aunque muchos salmones mueren durante su regreso a los ríos, otros muchos vuelven al mar después de la freza.

Dada su importancia económica, se cría en piscifactorias cercanas a la costa.

Se encuentra en ambas costas del norte del océano Atlántico, en el océano Ártico, el mar Báltico, el Mediterráneo y el mar Negro. Ha sido introducido en otros muchos lugares.

Rev: septiembre-13