Longicornio de Provenza Monochamus galloprovincialis

Los adultos miden entre 12 y 25 milímetros de longitud, son de color marrón negruzco, con bandas poco definidas de pelillos amarillentos y blanquecinos y una marca dorada en forma de V invertida en la base de los élitros. Las antenas de los machos son negras y pueden ser dos o tres veces más largas que el cuerpo, mientras que en las hembras presentan anillos blanquecinos desde el tercer segmento y son más cortas que el cuerpo. El pronoto presenta una espina puntiaguda en ambos lados.

Los huevos son alargados, de 3.5x1.5 milímetros de tamaño, blancos, y están rodeados por una cubierta protectora adicional. Cada hembra deposita entre 30 y 40 huevos en incisiones hechas con las mandíbulas en las cortezas de los árboles (principalmente diversas especies de pinos).

Las larvas son blanquecinas, ápodas, y pueden medir hasta 4 centímetros de longitud. Nada más nacer penetran en la madera del árbol donde se alimentan uno o dos meses antes de aletargarse para pasar el invierno. En primavera continúan con su alimentación a base de madera hasta la pupación, que tiene lugar en una cámara construida al efecto dentro de la madera.

La pupa es blanca, con una antena espiral bien visible en la parte ventral, y una gran espina puntiaguda que se curva hacia arriba en la parte terminal del cuerpo.

La pupación dura aproximadamente un mes. Los adultos emergen de la pupa entre junio y agosto.

Aparece en gran parte de Europa del sur y central, hasta el Cáucaso y Siberia.

Además del enorme daño directo que pueden causar sobre las plantaciones de pinos, llegando a producir la muerte de los árboles infestados, los longicornios de Provenza son vectores de un nemótodo llamado Bursaphelenchus xylophilus, que produce la enfermedad "del marchitamiento de los pinos".

Rev: julio-07