Avestruz Struthio camelus Linnaeus, 1758

El avestruz es el ave viviente de mayor tamaño, ya que puede superar los dos metros y medio de altura y los ciento cincuenta kilos de peso. Tienen unas fuertes patas, que presentan sólo dos dedos, y que les permiten alcanzar velocidades de 80-90 km/h.

Presentan gran dimorfismo sexual, las hembras tienen menor tamaño y sus plumaje es pardo con las alas y la cola grisáceas, mientras que los machos lucen una magnífica librea de color negro brillante, que constrasta completamente con las alas, que son blancas; las largas plumas de la cola son pardas. El largo cuello y la cabeza están recubiertas de un plumón muy corto, y las patas están completamente desprovistas de plumas. El pico, que es muy ancho, es rojizo con el extremo más oscuro. Las parte delantera de las tibias de los machos es también roja.

Se alimenta de insectos, bayas y semillas que digieren gracias a su largo intestino delgado.

Cuando llega la temporada del celo, el macho defiende un territorio. Selecciona el lugar del nido, una pequeña depresión en la tierra escarbada con las patas, y comienza una danza muy vistosa: se echa por tierra y, como al compás de una pieza clásica, despliega alternativamente las alas y alza y baja la cola, mostrando el llamativo contraste negro y blanco de su plumaje.

Varias hembras harán la puesta en el mismo nido, con permiso de la primera, y la incubación la llevarán a cabo el macho por las noches y la hembra 'propietaria' durante el día, en general.

Los impresionantes huevos pueden sobrepasar el kilo y medio de peso. Las crías miden al nacer más de veinticinco centímetros de altura y casi alcanzan el kilo de peso.

Su tacto sedoso, su belleza, y los más de 40 centímetros que miden algunas de sus plumas llegaron a poner a las avestruces en peligro en las primeras décadas del siglo XX.

Rev: junio-11