Manta raya Manta birostris Walbaum, 1792

La manta raya, con una envergadura que puede alcanzar los siete metros y un peso cercano a los 1.500 kilogramos, es un tranquilo animal que se alimenta de plancton y ocasionalmente de pequeños peces y calamares, y que incluso tolera el contacto con los buceadores humanos.

Su extraña forma se debe a sus grandes aletas pectorales que tienen forma triangular y a las prolongaciones de su cabeza a modo de cuernos. La piel es muy suave y su cola carece de aguijón.

Son de color oscuro, prácticamente negro, por la parte superior, y blancas por la región ventral.

Durante el cortejo, uno o más machos persiguen a una hembra. Al final uno de ellos agarra una de las aletas de la hembra entre sus dientes y presiona su vientre contra el de ella, flexiona uno de sus claspers -órganos copuladores- y lo introduce en la abertura de la hembra. La copulación dura unos noventa segundos.

Son ovovivíparos, por lo que los huevos fertilizados permanecen dentro de la hembra por un tiempo desconocido pero que se estima que puede ser entre 9 y 12 meses. Suelen tener una o dos crías pero se desconoce cuándo y dónde las paren, aunque los pocos registros que existen al respecto indican que lo hacen en aguas poco profundas y que las crías miden entre 1,2 y 1,5 metros al nacer. Se estima que alcanzan una longevidad cercana a los 50 años.

Habita en todos los mares suficientemente cálidos de la Tierra. Suelen ir acompañados por rémoras y peces limpiadores.

Es capaz de efectuar saltos fuera del agua, que producen un ruido ensordecedor cuando el animal se deja caer con su formidable anchura sobre la superficie del agua.

No existe un censo fiable de su población y está considerada una especie vulnerable en gran parte de su área de distribución.

Rev: mayo-11