Procesionaria del pino Thaumetopoea pityocampa Denis & Schiffermüller, 1775

Estas mariposas se caracterizan, y reciben su nombre, de las largas hileras perfectamente ordenadas que montan cuando son orugas por el suelo del bosque de coníferas. Estas procesiones están encabezadas invariablemente por una hembra.

Después de la eclosión, ya en primavera, las orugas abandonan sus nidos para alimentarse de las acículas de los pinos, y vuelven a ellos para protegerse.

Pero las mayores procesiones corresponden al momento en que las orugas abandonan definitivamente el nido, y se entierran juntas para la fase de pupa. Los adultos suelen emerger entre junio y agosto. A pesar de ser muy abundantes, los imagos son difíciles de ver, pues no suelen acudir a las luces artificiales.

Se aparean en verano y las hembras depositan los huevos en las copas de los árboles. La eclosión se produce entre 30 y 40 días después y empiezan a construir los nidos en los que pasarán el invierno.

Las orugas de la procesionaria, cuando son molestadas, liberan al aire, sin ser necesario que sean tocadas, unos pelillos que al entrar en contacto con la piel o las mucosas del hombre, producen un vivo escozor y otras reacciones alérgicas.

En muchos pinares, sobre todo en el centro y el sur de la Península Ibérica, constituyen plagas que acaban cada año con muchos árboles, a pesar de los medios de lucha que emplea el hombre, y los numerosos depredadores naturales que tienen, entre los que destacan carboneros y herrerillos.

Rev: noviembre-10