Ranita de san Antonio Hyla arborea Linnaeus, 1758

La ranita de san Antonio está presente en la mayor parte de Europa, aunque falta en las regiones más septentrionales, en las Islas Británicas y en las regiones mediterráneas de España y Francia.

Es una rana pequeña, de unos cinco centímetros, de patas largas y con la piel del dorso lisa y de color generalmente verde vivo uniforme, aunque puede ser pardo o amarillo. Una línea oscura bordeada de blanco se extiende desde el ojo, por el costado, hasta la ingle. El vientre es blancuzco o grisáceo y tiene una textura granulosa.

El cuerpo es ovalado y la cabeza ancha con grandes ojos prominentes de iris dorado.

Tiene marcados hábitos arborícolas, favorecidos por la presencia de unos robustos discos adhesivos en la punta de los dedos que le permiten adherirse con seguridad. La mayor parte del tiempo lo pasa encaramada en hojas y ramas a la caza de pequeños insectos, arácnidos y otros invertebrados, presentando la mayor actividad durante el crepúsculo y la noche.

Los machos tienen un gran saco vocal único debajo de la cara, que es amarillento y llega a alcanzar el tamaño de la cabeza, con el que hacen oír su estridente voz en las noches de primavera y verano, para atraer a las hembras.

Las hembras depositan paquetes de cerca de un millar de huevos, que son fecundados externamente por los machos, mientras permanecen firmemente asidos al lomo de las hembras en un amplexus axilar, ayudados por unas pequeñas rugosidades en el primer dedo de las patas anteriores, que se desarrollan durante el periodo reproductivo.

Después de la metamorfosis, las pequeñas ranitas miden menos de dos centímetros.

Pasan el letargo invernal enterradas en el suelo, generalmente en lugares húmedos, o no muy alejados del agua.

Se han utilizado como barómetros, pues la intensidad de su canto depende de la humedad del ambiente.

Rev: diciembre-11