Topo común Talpa europaea

El topo vive en un ambiente completamente subterráneo que él mismo ha excavado, en donde puede moverse a la misma velocidad hacia delante que hacia atrás, gracias a la disposición de su suave pelaje. Su estructura general es cilíndrica y compacta, sin cuello visible, con el hocico no muy alargado y la cola corta. Carece de orejas y los ojos están muy reducidos. La dentición es completa.

Las patas delanteras tienen unas manos muy ensanchadas y las uñas grandes, fuertes y aplanadas, perfectamente adaptadas para la excavación.

Son generalmente de color negro intenso con matices amarillentos en garganta y pecho, pero pueden aparecer ejemplares grises o manchados de amarillo. Miden entre 15 y 20 centímetros de longitud corporal.

Se alimenta de todos los animales que imprudentemente se introducen en sus galerías, especialmente lombrices de tierra y larvas de dípteros y de coleópteros.

Tienen dos o tres camadas al año, formadas por entre 2 y 4 crías desnudas y ciegas, tras una gestación de unos 30 días.

Se distribuye por gran parte de Europa, estando ausente de Escandinavia y de las regiones más meridionales de las áreas mediterráneas. Así en la Península Ibérica se distribuye por el Pirineo y la cordillera Cantábrica hasta Asturias, llegando por el sur al Sistema Ibérico. Aparece desde el nivel del mar hasta los 2000 metros de altitud.

Necesita suelos bien formados, para que resulten suficientemente blandos para ser excavados y resistentes ante los demoronamientos de las galerías.

En general han sido considerados animales dañinos por cortar las raíces de las plantas, levantar toperas, producir daños en el ganado al hundirse las toperas a su paso...

Rev: enero-07