Tritón pigmeo Triturus pygmaeus Wolterstorff, 1905

Se trata de un endemismo del sudoeste de la Península Ibérica, cuyo establecimiento como especie separada del tritón jaspeado se debe a los trabajos de García-París, Arano, y Herrero, en el año 1991.

Se encuentra en zonas abiertas de matorral, encinares, dehesas, e incluso en campos de cultivo, hasta unos 1000 metros de altitud.

Se trata de un animal que apenas alcanza los quince centímetros de longitud corporal, considerando la cola, que es ligeramente más larga que el resto del cuerpo, y muestra una alta compresión lateral. El hocico es ancho y redondeado; los ojos muestran la pupila redonda y el iris dorado y justo detrás de ellos están las glándulas parótidas. Las patas son largas con 4 dedos en las anteriores y cinco en las posteriores, sin palmear.

Lucen un color verde intenso con manchas irregulares negras en el dorso, mientras que la región ventral es amarillenta con manchas blancas y puntos irregulares negros. Las hembras, que son algo más grandes que los machos, presentan una línea dorsal anaranjada.

Durante el periodo reproductivo, los machos desarrollan una cresta desde la cabeza hasta la base de la cola, y otra sobre la cola misma, con coloraciones muy llamativas con franjas amarillas y negruzcas y una ancha línea plateada en la base.

Después de la fecundación, cada hembra deposita unos 300 huevos en la vegetación acuática. Las larvas, que eclosionan en pocos días, presentan branquias externas de color rojizo y unas extremedidades desemesuradamente largas. Se alimentan de insectos, crustáceos y, a menudo, larvas de otros anfibios. El desarrollo de las larvas dura unos tres meses, después pierden las branquias y se dirigen a tierra firme.

En algunos casos los adultos no pierden los caracteres larvarios (neotenia).

La conservación del tritón pigmeo empieza a ser preocupante, en especial por la degradación de las zonas húmedas imprescindibles para su reproducción.

Rev: octubre-11