Gato doméstico Felis catus Linnaeus, 1758

El gato doméstico proviene probablemente del gato de los egipcios, que era el "gato enguantado", domesticado en la antigüedad, hace aproximadamente uno 9000 años. Fue adorado como dios y se han encontrado numerosas momias. Con posterioridad, en la Edad Media, fueron perseguidos por ser considerados animales malignos, a pesar de su inestimable ayuda en la eliminación de los roedores que diezmaban los almacenes de grano y eran responsables de muchas epidemias.

En la actualidad, el gato doméstico presenta peculiaridades diferentes de todos los demás félidos salvajes.

Este carnívoro doméstico tiene la cabeza redonda, con la lengua muy áspera. Presenta cinco dedos en las patas delanteras y cuatro en las traseras, armados siempre de uñas agudas, fuertes y retráctiles. Su dentición es la típica de los carnívoros, con poderosos y afilados colmillos.

Posee una extraordinaria agilidad en relación con su tamaño, lo que le permite potencialmente capturar casi cien especies de presas distintas. Además, presentan el llamado "reflejo de enderezamiento", que les permite girar y enderezar instintivamente el cuerpo durante una caída. Tienen muy desarrollados los sentidos del olfato (incluyendo un órgano sensitivo en el paladar llamado órgano de Jacobson u órgano vomeronasal), del oído, de la vista en condiciones de escasa luminosidad y del tacto, gracias a las vibrisas sensoriales de su hocico.

Los gatos se comunican con maullidos, gemidos, ronroneos, gruñidos... alrededor de un centenar de vocalizaciones diferentes, además de un amplio repertorio de lenguaje corporal.

Tras un apareamiento violento y un periodo de gestación de 65 días, la hembra da a luz una camada que puede estar constituida hasta por ocho crías, que podrán valerse por sí mismas a los seis meses. En general alcanzan la madurez sexual antes de cumplir el primer año de vida.

De su relación con los seres humanos el gato ha obtenido una distribución prácticamente mundial. Son preferidos a otras mascotas por sus hábitos de limpieza, y por el bajo nivel de atención y cuidados que requieren.

Existen más de treinta razas de gatos, con una enorme variación, no sólo en el color o la longitud del pelaje, sino incluso en la morfología del rostro.

Rev: abril-11