Lechuza blanca Tyto alba Scopoli, 1769

La lechuza blanca es un ave de tamaño mediano, hasta 35 centímetros de longitud, con una envergadura alas de unos 90. El plumaje es pardo o castaño moteado por la capa dorsal, y completamente blanco por la parte inferior, sobre el rostro luce un característico disco facial con forma de corazón. Los tarsos están emplumados hasta los dedos, cubiertos de plumas grisáceas modificadas.

Experimentos muy precisos han demostrado que la lechuza es capaz de cazar en la oscuridad total, guiándose por su portentoso oído. Esto, unido a su vuelo completamente silencioso gracias a la estructura de sus plumas, la hacen un depredador casi infalible.

Se alimenta de todos los pequeños animalillos que encuentra, sobre todo roedores, que captura en enormes cantidades.

Le gusta la compañía del hombre, y suele anidar en las cornisas de las granjas y de los campanarios. La nidada cuenta normalmente con menos de siete huevos, aunque en épocas de especial abundancia de roedores se han llegado a contar hasta quince. La incubación, que dura un mes, es realizada por la hembra, que es alimentada por el macho. Los pollos permanecen en el nido otros dos meses y durante uno más serán atendidos por la madre.

La lechuza blanca se encuentra en todos los continentes (excepto la Antártida), distribuida por las regiones templadas y cálidas, pero no desérticas ni selváticas. Son sedentarias y tienen hábitos nocturnos o crepusculares.

Rev: mayo 09