Llama Lama glama Linnaeus, 1758

La llama es un animal doméstico procedente del guanaco, pero su domesticación es tan antigua que las dos especies han acabado por diferenciarse.

La llama está perfectamente adaptada a vivir en las alturas, incluso por encima de los 4000 metros sobre el nivel del mar, con un ambiente pobre en oxígeno, ya que su sangre contine una alta cantidad de hemoglobina, y sus glóbulos rojos son capaces de absorber mayor cantidad de oxígeno que los de otros animales.

Alcanzan un peso de unos 140 kilogramos con una altura en los hombros de 1,20 metros. Tienen, como los demás miembros de su familia, el cuello largo, al igual que las patas, el hocico redondeado, los incisivos inferiores sobresalientes, y el labio superior hendido. Tienen sólo dos premolares en la hemimandíbula superior y uno en la inferior, por lo que presentan un amplio diastema entre estos y los incisivos.

La coloración es variable, normalmente marrón rojiza, con grandes parches blancos o amarillentos.

Cada macho mantiene un pequeño harén de unas seis hembras en un territorio que defiende de la presencia de otros machos. La gestación dura unos 11 meses, y el parto es único. A los cuatro meses, las crías son destetadas y se independizan, las jóvenes hembras suelen quedarse en su grupo, mientras que los machos forman grupos de jóvenes.

Las poblaciones andinas aprovechan completamente la llama: animal de carga, proveedor de carne, de piel y de lana, grasa para velas y excrementos combustibles.

Antes del descubrimiento de América para los europeos, la distribución de la llama se correspondía con las fronteras del imperio inca a lo largo de los Andes. En la actualidad, exiten rebaños de llamas en Europa, Japón, Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda.

Rev: marzo-10